La hormiga Drácula (Mystrium camillae) puede morder con sus mandíbulas a velocidades de hasta 90 metros por segundo, es decir, puede morder a 324 kilómetros por hora, lo que lo convierte en el movimiento animal más rápido registrado, según un nuevo estudio publicado en la revista Royal Society Open Science.
Los más rápidos
En tierra, Los guepardos (Acinonyx jubatus) pueden desplazarse a 120 kilómetros por hora en carreras cortas. En aire, los peregrinos (Falco peregrinus) son capaces de caer en picado a más de 360 kilómetros por hora. En mar, las gambas mantis (Neogonodactylus oerstedii) son capaces de propinar golpes a más de 80 kilómetros por hora.
Pero todas estas cifras se quedan cortas si las comparamos con las mandíbulas de la hormiga Drácula. Para registrar los movimientos de sus mandíbulas, en el estudio se usaron cámaras extraordinariamente rápidas para ver todo el movimiento. También se usó la tecnología de imágenes de rayos X para poder ver su anatomía en tres dimensiones.
El equipo también realizó simulaciones por computadora de los broches de la mandíbula de las diferentes castas de las hormigas Drácula para probar cómo la forma y las características estructurales de las mandíbulas afectaron el poder de su chasquido. Según explica Andrew Suarez, profesor de biología animal y entomología de la Universidad de Illinois:
Incluso entre las hormigas que amplifican sus mandíbulas, las hormigas Drácula son únicas: en lugar de usar tres partes diferentes para el resorte, el pestillo y el brazo de palanca, las tres se combinan en la mandíbula. Las hormigas usan este movimiento para golpear a otros artrópodos, probablemente aturdiéndolos, aplastándolos contra la pared de un túnel o empujándolos. La presa es transportada de regreso al nido, donde se alimenta a las larvas de las hormigas.
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