Es posible que lo hayan escuchado: un equipo de astrónomos del European Southern Observatory ha encontrado un planeta rocoso similar a la Tierra en la estrella más cercana a nosotros, Próxima Centauri.
No sabemos si será el descubrimiento más alucinante del año (tiene competencia y de la buena), pero es, con mucho, el que más nos ilusiona. Tener un planeta habitable tan cerca nos hace pensar, casi de inmediato, en cuándo iremos a visitarlo. Es más, teniendo en cuenta que su estrella durará más que la nuestra, ¿podría acogernos en el futuro? Al fin y al cabo, si tenemos que abandonar el planeta, ¿dónde nos vamos?
So long and thanks for all fish
Ya sea por un apocalipsis volcánico, la colisión de un asteroide, el enfriamiento del núcleo, el crecimiento del sol o el cambio climático, lo más probable es que si conseguimos seguir vivos como especie, más pronto que tarde tendremos que abandonar nuestro querido planeta.
Ya sabemos que no estamos acostumbrados a (y, en muchos sentidos, no estamos preparados para) planificar a tan largo plazo, pero, aunque sea sólo como ejercicio la pregunta es estimulante. En primer lugar, tendríamos que saber cuál es el motivo de nuestra marcha.
Si son problemas eminentemente domésticos, Marte parece el mejor candidato. No tiene un índice de similitud con la Tierra (IST) muy alto, pero, en fin, no sólo es uno de los planetas que mejor conocemos, sino que además tenemos mucho trabajo adelantado. La nueva carrera espacial tiene el planeta rojo en el punto de mira y parece probable que en los próximos diez años tengamos una colonia útil allí.
Tras Marte, aún tendríamos el cinturón de asteroides y algún satélite exterior. Pero están más lejos (posiblemente demasiado lejos del área de habitabilidad) y eso tendría problemas no solo técnicos, sino logísticos y sanitarios.
¿Y un exoplaneta?
En caso de que el problema vaya más allá y sea el vecindario el que se hace inhabitable, tendríamos que irnos fuera del Sistema Solar. Por suerte, la búsqueda de exoplanetas (planetas fuera del Sistema Solar) ha sufrido un avance apasionante en los últimos años. Con algún precedente dudoso, el primer exoplaneta se descubrió en 1992 y el primero 'parecido' a la Tierra, en 1995.
Desde entonces hemos descubierto muchos. En mayo, sin ir más lejos, la NASA anunció que su misión Kepler había descubierto 1.284 nuevos planetas extrasolares en lo que llevábamos de 2016. Sólo algunos de esos planetas son habitables. Para ello, han de ser planetas rocosos, ser lo suficientemente grandes como para tener agua líquida y atmósfera y recibir la cantidad justa de radiación.
¿Cumple el nuevo planeta estos criterios?
.Hoy es la pregunta clave. Es cierto que, con la tecnología actual, tardaríamos unos 14.000 años en llegar, pero está aquí al lado (en distancias espaciales). Es decir, está en la estrella más cercana: literalmente, el resto de exoplanetas están más lejos. El planeta en cuestión se llama Próxima b. Tiene como mínimo una masa de 1,3 veces la de la Tierra, orbita dentro de la zona habitable de Próxima Centauri y tarda 11,2 días en dar una vuelta a su estrella.
Próxima Centauri es una enana roja que forma parte de un sistema solar junto con las estrellas mellizas Alpha Centaury A y B. Se encuentra a sólo 4,24 años luz de nosotros.
En las enanas rojas, la zona habitable está mucho más cerca que la de estrellas como la nuestra, por lo que el flujo magnético al que se encuentra sujeto el planeta y su exposición a rayos X y radiación ultravioleta son demasiado extremos como para albergar vida.
Entonces, ¿Donde?
Malas noticias, en general. Hasta ahora, la lista de exoplanetas compatibles la encabezaba Kepler-438b, un planeta a 470 años luz de distancia con un 0'88 de IST y Kepler-296e, a 669 años luz, con un 0'85. Ninguna de las opciones parece buena. Con el nuevo descubrimiento no está claro cómo quedará la lista, pero no hay motivos para ser muy optimistas.
O, dicho de otra forma, aún no sabemos hacia dónde deberíamos irnos en caso de abandonar la tierra. La buena noticia es que estamos empezando y la importancia de este último descubrimiento es que nos confirma que es posible encontrar planetas rocosos en las enanas rojas. Y éstas son las estrellas más abundantes de la galaxia: vamos, hay donde buscar. Así que tranquilidad en las masas porque nuestra casa está ahí fuera.
http://www.xataka.com/espacio/y-si-tenemos-que-abandonar-el-planeta-donde-nos-vamos
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