La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, que afecta a un 20 por ciento de la población infantil. A veces se presenta en forma de brotes que suelen producir un picor intenso, lesiones inflamadas y enrojecidas, y descamación en forma de placas.
Con motivo del Día Mundial de la Dermatitis Atópica, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), ha recordado la importancia de prevenir esta patología desde el nacimiento en niños con predisposición genética a sufrir enfermedades alérgicas. Hoy, te damos todas las claves para conocer más a fondo esta enfermedad.
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica, o eccema atópico, es una enfermedad de crónica de la piel que suele darse con mayor frecuencia en niños menores de seis años. Su incidencia ha aumentado notablemente en los últimos años entre los países desarrollados, y en la actualidad se estima que uno de cada tres recién nacidos desarrollará esta enfermedad.
En la mayoría de las ocasiones, esta enfermedad se asocia a personas atópicas; es decir, aquellas genéticamente predispuestas a padecer enfermedades alérgicas de cualquier tipo.
¿Cuándo aparece?
Puede aparecer a cualquier edad, aunque lo habitual es que las primeras manifestaciones se presenten en la etapa lactante (hacia los cinco meses de vida). En algunos casos, su aparición tiene lugar entrada la infancia (en torno a los dos años).
¿Qué síntomas tiene?
En la etapa lactante: el bebé comienza a desarrollar lesiones de eccema seborreico, que de forma gradual va adquiriendo el aspecto de la dermatitis. Las lesiones se localizan, principalmente, en la cara, el cuero cabelludo, las orejas, el dorso de las manos y las zonas de extensión de las extremidades. El picor es un síntoma constante.
En la etapa de la infancia: las lesiones se aprecian sobre todo en los pliegues de las extremidades (codos y rodillas), y se acompañan de intenso picor, eccema con vesículas y formación de costas.
Pubertad y etapa adulta: las lesiones más típicas son las denominadas placas de liquenificación, que consisten en un engrosamiento de la piel como consecuencia de un rascamiento crónico.
Otros síntomas comunes son, la piel seca, manchas blanquecinas en la piel (pitiriasis alba), erupción de pequeñas ampollas con picor que acaban formando costras y cicatrices, lesiones vesiculosas, dermatitis irritativa (por ejemplo, durante el proceso de dentición alrededor de la boca, en el área del pañal...)...
Los niños con dermatitis atópica son, además, propensos a determinadas infecciones, sobre todo por el virus del herpes simple, causante de los moluscos contagiosos y las verrugas.
¿Cómo afecta esta enfermedad al día a día?
Como consecuencia del picor intenso que suele ir aparejado a la dermatitis atópica, es frecuente que los niños se muestren especialmente irritables, molestos, llorosos, e incluso sus patrones de sueño se vean alterados.
A medida que el niño va creciendo, comienza a ser más consciente del aspecto que tiene la enfermedad de cara al mundo exterior, y esto puede llegar a afectarle a la autoestima, especialmente, si las lesiones cutáneas son visibles.
¿Qué complicaciones puede presentar?
Las complicaciones más frecuentes son las infecciones por hongos, bacterias o virus, que se producen debido a la inflamación de la piel y al rascado con uñas largas o sucias. En estos casos, el médico dictaminará un tratamiento antiviral, antibiótico o antifúngico, según corresponda.
¿Cuándo y cómo aparecen los síntomas?
Depende de cada persona y de las circunstancias ambientales que se den. De este modo, los síntomas pueden aparecer en forma de brotes de una duracion determinada (mayor o menor en función del individuo), y sanar por completo hasta la aparición del siguiente brote. Pero también hay personas que entre brotes siguen con problemas leves de piel o incluso con síntomas más intensos de manera continuada.
¿Qué puede provocar la aparición de un brote?
Existen factores ambientales e inmunológicos que pueden alterar la barrera cutánea y provocar la aparición de un brote en personas genéticamente predispuestas.
Sustancias irritantes, el estrés, la mala alimentación, los ácaros del polvo, el uso de ciertos jabones, los baños muy calientes, los tejidos sintéticos y la lana, la falta de higiene, el ambiente seco, la sudoración excesiva... pueden acarrear la aparición de un brote o el empeoramiento de los síntomas.
Durante los meses de frío, muchos niños con dermatitis atópica empeoran notablemente, y mejoran en los meses cálidos. Aunque también puede ocurrir lo contrario, o incluso tener brotes durante todo el año, con independencia de la climatología.
¿Es una enfermedad contagiosa?
No. No se trata de una enfermedad contagiosa, aunque el contacto entre personas sea muy cercano y se compartan toallas, productos cosméticos, ropa...
¿La dermatitis se cura?
En el 60% de los niños, los síntomas llegan a controlarse tanto que, con el tiempo, tienden a desaparecer, persistiendo tan solo en muchos casos, la sequedad de la piel. Sin embargo, hay otro grupos de pacientes que continuará presentando síntomas de mayor o menor intensidad a lo largo de toda la vida.
¿Cómo se trata la dermatitis atópica?
Lo más importante es mantener la piel continuamente hidratada, ya que la sequedad es el peor enemigo de la dermatitis atópica. Ante un brote, el médico dictaminará el mejor tratamiento a seguir, que puede pasar por la aplicación de corticoides tópicos, antihistamínicos orales o corticoides orales en los casos más rebeldes.
En cuanto a los cuidados diarios de la piel, la AEP y la AADA (Asociación de Afectados por Dermatitis Atópica) aconsejan seguir estos pasos:
Evitar los factores que hemos mencionado antes, y que pueden desencadenar un brote
Vestir con ropa de algodón o lino y cortar las etiquetas de las prendas
Utilizar jabón de PH ácido
Optar por duchas cortas en lugar de baños, y secarse la piel sin frotar
¿Se puede prevenir su aparición?
El 50% de los casos de dermatitis atópica se diagnostica durante el primer año de vida, según datos de SEICAP, por ello es fundamental su prevención en el caso de bebés con predisposición genética a ser alérgicos.
Esta prevención pasará por el uso de cremas emolientes para hidratar la piel, puesto que se ha demostrado que si se logra mantener el equilibrio de la barrera cutánea a base de hidratación, se puede evitar el desarrollo de dermatitis atópica.
¿Qué relación hay entre dermatitis atópica y el asma/alergias?
Según datos de la SEICAP, alrededor de la mitad de los niños con dermatitis atópica desarrollará asma u otras enfermedades alérgicas a lo largo de su vida.
En función de la gravedad de la dermatitis, el médico puede recomendan realizar pruebas de alergia, ya que la dermatitis atópica puede ser la primera manifestación de la llamada "Marcha alérgica", que es la facilidad que tiene un individuo de desarrollar sucesivas alergias, entre las que se encontrarían las alimentarias.
https://www.bebesymas.com/salud-infantil/dermatitis-atopica-nn-claves-para-conocer-mejor-esta-enfermedad-piel
En función de la gravedad de la dermatitis, el médico puede recomendan realizar pruebas de alergia, ya que la dermatitis atópica puede ser la primera manifestación de la llamada "Marcha alérgica", que es la facilidad que tiene un individuo de desarrollar sucesivas alergias, entre las que se encontrarían las alimentarias.
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