Era cuestión de tiempo. Tras gafas, lentillas,wearables de todo tipo y hasta tatuajes, la siguiente barrera es esa: integrar la tecnología dentro de nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Hemos hablado de grupos y laboratorios que llevan años trabajando este tema, la noticia ahora es que Silicon Valley ha puesto sus ojos (y su brutal capacidad de financiación y atracción de talento) en ello. Y van en serio.
Kernel, por ejemplo, es una pequeña empresa empeñada en construir un chip implantable que ayude a personas con daño neurológico de cualquier tipo. En un primer momento porque, en el futuro, buscan aumentar la inteligencia, la memoria y otras funciones cognitivas. ¿Ciencia ficción, hype startupil o de verdad estamos más cerca de esto de lo que pensamos?
El cerebro cyborg
Además, durante los últimos años, se han hecho pruebas con retinas artificiales y se está experimentando con electrodos implantados para facilitar la integración y uso de prótesis robóticas. Por otro lado, Rob Rennaker de la University of Texas-Dallas, desarrolla desde 2013 un microchip que ayuda en la rehabilitación tras infartos y traumatismos con resultados realmente sorprendentes. Y es que vivimos toda una revolución silenciosa.
Tengo un chip en el cerebro
En 1953, el norteamericano H.M. fue al hospital para tratarse de forma quirúrgica los terribles episodios epilépticos que sufría. En el quirófano, por accidente, le extirparon el hipocampo con la inesperada consecuencia de que perdió la capacidad de generar nuevos recuerdos. Berger lleva estudiando el funcionamiento de las neuronas del hipocampo casi desde entonces. Ya en 1976, consiguió junto con otros dos investigadores encontrar (y eliminar) el "punto" del cerebro gracias al que aprendemos asociativamente.
Lo interesante es que hace años que dejó de ser una cuestión teórica: los primeros experimentos significativos llegaron a mitad de la década de los dos mil. Berger y sus colaboradores demostraron que podían crear recuerdos en ratones y que, además, podían ayudar a un grupo de monos a recuperar recuerdos a largo plazo. Pasos increíblemente prometedores pero que no dejan de estar muy lejos de llegar a los pacientes.
¿Neuron valley?
Nadie tiene claro cual será el nuevo gran sector, pero proyectos gubernamentales como el Human Brain Project o la BRAIN initiative quieren que esta década sea la década del cerebro. Y, pese a todos los problemas que puede suponer la llegada de la lógica de Silicon Valley a la biotecnología, los recursos y el talento que se ponen sobre la mesa son demasiado atractivos como para dejar pasar la oportunidad. Hay muchas razones para creer que antes de 2025 los cíborgs estarán ya entre nosotros.
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