martes, 6 de febrero de 2018

HDMI ARC Y eARC


HDMI nació con un propósito firme: desterrar de una vez por todas a las interfaces de conexión para señales analógicas y digitales que la precedieron en el mercado de consumo. Y lograrlo no pareció suponerle mucho esfuerzo. En 2004, apenas un año después de su llegada, ya estaba firmemente afianzada en el mercado del A/V, y la defunción no sólo del euroconector, la interfaz a la que pretendía reemplazar, sino también del DVI, que en esa época había tenido bastante éxito en los dispositivos de A/V, era un hecho.

Desde entonces su implantación masiva no sólo en los dispositivos de audio y video, sino también en muchos componentes informáticos, ha provocado que todos, en mayor o menor medida, estemos familiarizados con ella. Sin embargo, hay tecnologías asociadas a HDMI que apenas han calado entre los usuarios. Y ARC es una buena muestra de ello. A pesar de lo práctica que es y de lo relativamente fácil que resulta utilizarla. Veamos qué es y qué puede hacer por nosotros.


Decididamente bidireccional

De la interfaz de conexión HDMI hemos hablado en innumerables ocasiones. Y, dado su calado en el mundo del A/V, no es para menos. Por esta razón, el objetivo de este post no es repetir lo que ya hemos contado en otras ocasiones, sino «poner el dedo en la llaga». Y la llaga, en esta ocasión, es la bidireccionalidad del enlace HDMI.

A diferencia de las interfaces que la precedieron, que, como cabe esperar, estaban mucho más limitadas desde un punto de vista funcional, HDMI permite que los dispositivos que enlaza, como, por ejemplo, un reproductor de Blu-ray Disc, una barra de sonido y un televisor, «hablen» entre ellos. Esto significa que los datos no fluyen únicamente en un sentido determinado por el elemento que hace las veces de fuente, y el que se comporta como receptor; la información es transferida, cuando es necesario, en ambos sentidos.


Esta funcionalidad hace posible la existencia de protocolos como CEC, y, sobre todo, de ARC, que es el que ahora más nos interesa. Su implementación se apoya en la presencia en la interfaz HDMI de dos canales, uno de tipo TMDS (Transition-minimized differential signaling), y el otro destinado al protocolo CEC (Consumer Electronics Control).

El primero de ellos, el TMDS, no es otra cosa que una técnica de transmisión de datos a alta velocidad a través de un enlace serie. Este canal no está presente sólo en HDMI; también lo utiliza DVI. Su importancia reside en que tiene la responsabilidad de transportar los datos de video, audio y señalización necesarios para que los contenidos fluyan desde la fuente (el dispositivo que los lee) hasta el destino (el elemento que los reproduce).

Lo que hace de TMDS una tecnología robusta, y, por tanto, una buena idea, es que la transferencia de los datos se efectúa, desde el punto de vista del transmisor, utilizando un algoritmo capaz de minimizar las interferencias electromagnéticas entre los conductores del cable. Y, por otra parte, el receptor cuenta con un procedimiento de extracción de información temporal a partir del tren de datos que recibe concebido para que la decodificación de la información de audio y video se lleve a cabo sin errores aunque la tirada de cable sea muy larga.

En lo que concierne a CEC, que es el otro protocolo que se beneficia de la bidireccionalidad de HDMI, aunque ya hemos hablado de él en otras ocasiones, nos interesa recordar que, grosso modo, nos permite utilizar un único mando a distancia para controlar varios dispositivos. Eso sí, siempre y cuando todos ellos sean compatibles con esta tecnología (desde hace mucho tiempo buena parte de ellos lo son) y nos hayamos percatado de que es necesario activarlo expresamente desde los menús de configuración de los dispositivos involucrados.


Así funciona ARC


La sigla ARC procede de la denominación anglosajona Audio Return Channel (que podemos traducir como canal de retorno de sonido). Esto nos permite deducir de qué se trata: una prestación implementada en la especificación HDMI 1.4 que nos permite utilizar una de las conexiones HDMI de nuestro televisor para extraer su sonido y enviárselo al equipo de audio, sea este una barra de sonido, un receptor de A/V o cualquier otro dispositivo.

Antes de la existencia de este protocolo, si queríamos que el sonido de nuestro televisor cuando utilizamos una fuente de video integrada en la propia tele, como la TDA o una app del tipo de Netflix o YouTube, fuese a parar a nuestro equipo de audio, teníamos que conectarlos usando un cable de fibra óptica anclado a los conectores EIAJ/TosLink de ambos dispositivos.


Lo que ARC nos permite es prescindir completamente de ese cable y emplear el mismo enlace HDMI que usamos para transportar el video y el audio desde, por ejemplo, nuestro receptor de A/V hasta nuestra tele, para transferir el sonido desde esta última hasta el equipo de sonido. Como vemos, su utilidad es, ante todo, práctica. Pero no es esto lo único que debemos tener en cuenta. Y es que la escalabilidad de un enlace HDMI es muy superior a la de una conexión digital óptica.

Esto significa, sencillamente, que la interfaz de conexión HDMI es compatible con todos los formatos de sonido multicanal de alta resolución que utilizamos actualmente. Incluso con Dolby Atmos y DTS:X. Y también lo será con los que lleguen en el futuro a medida que vayan estando disponibles nuevas especificaciones de HDMI.


Una conexión digital óptica está mucho más limitada en este escenario y sólo es capaz de lidiar con los formatos de sonido que reinaban en la época del DVD (Dolby Digital, DTS y derivados), u otros menos exigentes, pero no con los asociados al Blu-ray Disc en adelante (Dolby TrueHD, DTS-HD Master Audio, etc.).

Sin embargo, el panorama para ARC no es tan halagüeño como parece. Y es que lo que acabamos de explicar en los dos últimos párrafos tiene un matiz importante que no podemos pasar por alto. El protocolo ARC contenido en las especificaciones 1.4 y 2.0 de HDMI sólo es capaz de transportar audio PCM, Dolby Digital y DTS, pero no Dolby TrueHD, DTS-HD Master Audio o los formatos de sonido digital multicanal posteriores.


En la práctica esto significa que aunque nuestra tele incorpore una aplicación de streaming de video que nos permite acceder a contenidos con sonido, por ejemplo, Dolby Atmos (algo que ofrece Netflix desde el estreno de Okja), no vamos a poder disfrutarlo en este formato en nuestro equipo de sonido, que sería lo deseable.

Afortunadamente, esta limitación de ARC está a punto de ser superada. Y lo será gracias a eARC, que no es otra cosa sino la última y mejorada revisión del canal de retorno de sonido.


HDMI 2.1 apuesta por eARC

Y ya era hora. Las empresas involucradas en el desarrollo de la última especificación de HDMI, que, como hemos contado, vio la luz de manera definitiva a finales del pasado mes de noviembre, se han preocupado de corregir esta limitación tan importante de ARC. El resultado es eARC, que no significa otra cosa que enhanced ARC, un término que podemos traducir como ARC mejorado o potenciado.

Su objetivo es permitir que, ahora sí, nuestras teles puedan enviar cualquier formato actual de sonido digital multicanal de alta resolución a nuestro equipo de audio, sea este una barra de sonido, un receptor de A/V o cualquier otra solución. Incluso es capaz de lidiar con Dolby Atmos y DTS:X, que, hoy por hoy, son los formatos de sonido multicanal más exigentes.


Además, da igual si el sonido de alta resolución procede de una app instalada en el propio televisor, de un contenido DVB-T HD, o, sencillamente, de una consola de videojuegos u otra fuente que tenemos conectada a nuestra tele. La transferencia del audio hasta nuestro equipo de sonido se llevará a cabo sin problema gracias, en gran medida, a la enorme velocidad de transferencia que habilita HDMI 2.1 (de hasta 48 GB/s), y también al nuevo protocolo utilizado en el proceso de sincronización del video y el audio. Confiemos en que eARC acabe definitivamente con la molesta desincronización labial que todos hemos sufrido en alguna ocasión.

Eso sí, debemos tener en cuenta que para sacar partido a todo lo que nos ofrece eARC los dispositivos involucrados en la reproducción de los contenidos deben satisfacer la especificación HDMI 2.1. En la práctica esto significa que sólo los equipos de A/V que llegarán a las tiendas este año, y probablemente no todos ellos, podrán hacerlo. Esperemos que no se demoren mucho más.


Un último apunte importante

Dos pinceladas breves antes de concluir el post que pueden resultar útiles a muchos usuarios. Por un lado, debemos tener en cuenta que no todos los conectores HDMI de nuestra tele y de nuestro equipo de sonido son compatibles con el enlace ARC o eARC. Los que sí lo son suelen indicarlo claramente con una etiqueta del tipo HDMI 1 IN (ARC), o algo similar. Estos son los que debemos utilizar.

Y, por otra parte, nos conviene recordar que el protocolo ARC no está activado por defecto, por lo que tenemos necesariamente que habilitarlo tanto en el menú de configuración de nuestra tele como en el del equipo de sonido.



Publicado bajo licencia Creative Commons.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario