Todos los icebergs que se han desprendido de la Antártida en los últimos 40 años, en un vídeo
Hace algunas semanas Internet se maravillaba ante el último raro hito del deshielo antártico: un iceberg de tamaño descomunal que formaba un rectángulo casi perfecto. Aquel sobrecogedor pedazo de hielo se había desprendido de la plataforma Larsen C, y evidenciaba la creciente presencia de icebergs tabulares alrededor del continente helado.
Su extraña forma duraría poco: los icebergs tabulares se desgajan como una uña, poco a poco, de las plataformas de hielo continentales, y se resquebrajan con rapidez al poco de flotar libremente por el océano. De ahí lo llamativo de la figura. Su carácter excepcional ensombrecía, en gran medida, la cruda realidad de la Antártida durante los últimos cuarenta años: más y más bloques de hielo navegando a la deriva a consecuencia del calentamiento global.
En cifras: la NASA calcula que el inhóspito continente pierde alrededor de 127 gigatones (el equivalente a 1.000 millones de toneladas) al año. El ritmo se ha acelerado, y hoy la Antártida se funde a una velocidad el triple de rápido que hace 25 años. En cifras humanas, dado que la escala extraordinaria del fenómeno se escapa a nuestras referencias comprensibles, el continente vuelva al océano unos 12.000 millones de elefantes cada doce meses.
Eso, como cabe suponer, son un montón de icebergs tan grandes o más como el célebre rectangular que cautivó al mundo el pasado octubre. ¿Pero cuántos, exactamente? Lo cierto es que la comunidad científica lleva trazando el desprendimiento de icebergs desde mediados de los setenta. Partiendo de tan excelente base de datos (una que, además, incluye su dirección y breve espacio vital) dos climatólogos la frente de Pixel Movers & Makers han realizado el mapa-gif definitivo de los icebergs antárticos.
Este es el resultado.
La visualización comienza en 1976 y llega hasta 2017. En el camino transcurren cuarenta años de aumento de las temperaturas, regulaciones medioambientales y catástrofes climáticas de toda condición. Entre ellas la notoria pérdida de hieloártico y el progresivo desprendimiento de plataformas glaciares de la Antártida. Son estas las que provocan que los icebergs salgan a la aventura, en la mayor parte de los casos rodeando el continente.Como explican aquí, el flujo de icebergs soltándose de la Antártida ha aumentado durante las dos primeras décadas del siglo XXI (en paralelo a otros hitos de dudoso honor atribuibles a nuestra era). Hay momentos de particular intensidad. En 2002, por ejemplo, la mayor parte de Larsen B (una subplataforma gigantesca ubicada en la península antártica) se perdió para siempre en las aguas del océano, lo que provocó un inesperado aumento del volumen de icebergs.
Otros, sencillamente, son descomunales. El más célebre es B-15, un bicho gigantesco e inabarcable de más de 300 kilómetros de longitud (más amplio que la isla de Jamaica) que inició su particular andadura oceánica a mediados del año 2000. Los ha habido de toda clase y condición: recientemente la NASA ha identificado grandes masas de hielo similares en tamaño a estados como Delawareo a comunidades autónomas como La Rioja.
La tendencia, por supuesto, es al alza: es probable que en el futuro cercano veamos más y más icebergs desprenderse de la Antártida. Es uno de las (muchas) grandes tragedias provocadas por el cambio climático, y una a la que algunos científicos, de forma un tanto alocada, han tratado de idear solución. El último estudio del que hablamos planteaba crear una barrera artificial bajo las placas de hielo continentales para detener el deshielo. Obviamente, es casi irrealizable.
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