Un organismo genéticamente modificado podría terminar con la malaria y salvar millones de vidas
Un grupo de investigadores han introducido una mutación de esterilización que ha logrado eliminar las poblaciones de mosquitos de laboratorio en siete a once generaciones.
Básicamente, todo depdende del CRISPR, una herramienta desarrollada en la última década que ha facilitado enormemente la edición precisa de los genes de todo, desde virus y bacterias hasta mosquitos y humanos.
El problema de la malaria
Hemos eliminado la malaria del primer mundo; solía ser endémica de Francia, como lo es hoy en día en Mali. Entre 438.000 y 720.000 personas murieron a causa de este parásito en 2015. El 72 % por ciento de ellos eran niños menores de 5 años, y casi el 90 % estaban en África subsahariana. Muchas más personas infectadas con malaria no mueren, pero sin embargo sufren una infección dolorosa e incapacitante. En 2015, entre 187 millones y 222 millones de personas se infectaron. Eso es alrededor del 3 % de todos los seres humanos en la Tierra, cada año.
Por eso no es extraño que muchos sean los investigadores que hayan propuesto toda clase de soluciones para erradicar la malaria, incluso algunas realmente estrambóticas. También hay la esperanza puesta en una vacuna muy prometedora. Por otro lado, los aparatos anti mosquitos por ultrasonido deberían ser retirados del mercado porque son inútiles.
CRISPR
La posibilidad que también se baraja es la de modificar las tres especies de mosquitos más responsables de la transmisión de la malaria, Anopheles gambiae, Anopheles coluzzii y Anopheles arabiensis, para que todos sus descendientes sean machos, lo que efectivamente llevará a la extinción de la especie. O simplemente se les puede agregar un gen que los haga resistentes al parásito de la malaria, evitando su transmisión a los humanos.
Target Malaria, un consorcio de investigación que une el Imperial College London con instituciones asociadas en Burkina Faso, Mali, Uganda y Ghana, actualmente está trabajando con técnicas de ingeniería genética para combatir la enfermedad.
Técnicamente, el proceso es viable, pero aún no está terminado del todo. El mayor escollo para llevar a cabo esta estrategia, pues, no es técnico, sino social. Las personas, en general, sencillamente sienten terror alte los Organismos Modificados Genéticamente, que los comparan con aberraciones de la naturaleza que influirán negativamente en el armónico ecosistema del planeta. Por ejemplo, en 2002, la histeria anti-OGM llevó al gobierno de Zambia a rechazar 35.000 toneladas de ayuda alimentaria en medio de una hambruna por temor a que pudiera ser modificada genéticamente. Otros creen que eliminando los mosquitos se afectará a la cadena trófica. Este enfoque puede parecer inquietante desde una perspectiva ecológica, pero los mosquitos no constituyen una parte significativa de la dieta de los depredadores conocidos.
Para mitigar las inquietudes ecológicas y sociales, otros estudios están dirigidos no tanto a eliminar a los mosquitos que transmiten la malaria como a reducir la probabilidad de que seamos contagiados por ellos. Se trata de reducir la cantidad de mosquitos transmisores de malaria que hay. Eso significa propagar genes que, por ejemplo, sesgan las relaciones sexuales para crear más machos, dejando menos mosquitos hembras para picar a las personas. Las unidades genéticas que hacen esto se denominan unidades de supresión porque suprimen la población. Un estudio publicado en septiembre de 2018 sugiere que una unidad genética de supresión que diseñaron alcanzó un 100% de prevalencia entre los mosquitos en un laboratorio después de 7 a 11 generaciones.
Para probar el éxito de su impulso genético, los biólogos llenaron dos jaulas con una mezcla de 300 mosquitos hembra, 150 machos no afectados y 150 machos modificados genéticamente. En una población enjaulada, el gen alterado se propagó a todos los mosquitos en la séptima generación, dejando a la octava y última generación incapaz de producir descendencia. La segunda población tardó 11 generaciones en desaparecer de manera similar. En circunstancias normales, los descendientes tienen un 50 % de probabilidad de heredar el gen dado de un padre.
Nadie está hablando de matar a todos los mosquitos. Hay unas 3.500 especies de mosquitos en el mundo, y solo una pequeña parte de ellas transmite alguna enfermedad.
Con todo, queda mucho trabajo por hacer para armonizar los sistemas regulatorios de los países y lograr la participación de todos los países miembros que puedan verse afectados. Target Malaria comienza, con mucha cautela, buscando la aprobación regulatoria para liberar mosquitos machos que han sido diseñados genéticamente para ser estériles en Burkina Faso: el gobierno ha aprobado la solicitud en septiembre de 2018. Los mosquitos no son estériles y difunden su cambio genético en toda la población, mientras que los machos estériles no transmiten ningún gen que afecte a la población más amplia de mosquitos.
El mero hecho lanzar un grupo de machos estériles no hará mucho para combatir la malaria: deberíamos liberar millones de mosquitos estériles en docenas de aldeas hasta que empezáramos a incomodar a los mosquitos. Pero haciendo esto se quiere mostrar a las comunidades locales en qué cosiste en plan, que se puede confiar en él y que los mosquitos modificados genéticamente no son necesariamente algo que temer.
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