Reino Unido está afrontando en los últimos tiempos algunos cambios en el panorama de su movilidad y lo está haciendo de forma más bien gradual. Hasta ahora, era la capital londinense de donde nos llegaban la mayoría de noticias relacionadas con sus ya famosos peajes a los coches más contaminantes, y en concreto, con las motorizaciones diésel.
No obstante, las autoridades nacionales también se están planteando sumarse a la cruzada contra este tipo de propulsores y el combustible que los alimenta, al igual que algunos países europeos como Francia. Y aunque el plan que preparan no parece tan radical como otros, sí que podría amenazar de forma considerable la supervivencia de los vehículos que más contaminan en el país.
De momento, los medios británicos han conseguido sonsacar que serán los vehículos diésel antiguos los que sufran el azote, no de la prohibición total, sino de un nuevo plan de penalización fiscal que les privará además del acceso a ciertas zonas dentro de Reino Unido.
A cambio, para tratar de solventar el dilema que esto acarrea, ofrecerán una ayuda que se estima en 2.000 libras (poco menos de 2.600 dólares al cambio actual) por la entrega de los vehículos contaminantes. El plan y sus detalles no serán definitivos hasta bien entrado el invierno.
No podemos obviar la importancia que tienen estas medidas en un mercado como el británico, y es que Reino Unido es el segundo país europeo donde los motores diésel tienen más presencia. Con todo, ya comienzan a registrarse caídas en la demanda de este tipo de vehículos. En abril, por ejemplo, las ventas se redujeron en un 27% con respecto al mismo periodo del año anterior. Esto contrasta a la vez con el paulatino auge de los coches eléctricos, con especial atención al de los enchufables, que siguen con su escalada de matriculaciones allí.
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