Conforme estamos dejando nuestro planeta y con las mejoras en aeronáutica espacial, cualquier anuncio que hable de un planeta que recuerde al nuestro llama nuestra atención. No suelen ser planetas "cercanos", hablando a nivel astronómico, pero encontrar un planeta con condiciones similares al nuestro siempre es interesante y esta vez se trata de no una, sino dos supertierras.
Un término acuñado para describir los planetas terrestres extrasolares cuya masa puede llegar a ser hasta 10 veces la de la Tierra y que se encuentran cercanas a la estrella a la que orbitan. Características que reúne K2-18c, el nombre genérico que aún recibe este planeta recién descubierto y del que se espera ir conociendo más gracias al telescopio espacial James Webb (JWST).
Conociendo a los vecinos de nuestros vecinos
Como puede que hayan deducido, el nombre del planeta hace referencia a la estrella que orbita, como en el caso de WASP-18b o Ross 128 b. En este caso se trata de K2-18, una enana marrón en la constelación Leo, a 111 años luz.
¿Y por qué "c" y no "b"? Porque K2-18c es vecino de otra supertierra ya descubierta previamente, K2-18b, aunque no se había dejado ver hasta ahora. Y quienes los han visto y estudiado a ambos han sido los investigadores de las universidades de Texas y Montreal (entre otras) que han publicado un trabajo hablando de este "sistema multiplanetario".
Para dar con este vecino han tirado del European Southern Observatory (ESO), concretamente al High Accuracy Radial Velocity Planet Searcher(HARPS). El espectrógrafo del HARPS ha permitido conocer la masa del enorme K2-18b y que los investigaciones diesen con su pequeño vecino, dado que estudiando a K2-18b percibieron una señal distinta a la rotación de éste que sucedía cada 9 días (es decir, la órbita de K2-18c).
Además de los datos del HARPS, los investigadores usaron aprendizaje artificial (machine learning), buscando determinar la naturaleza del planeta y asegurar que sea más una supertierra (rocoso con una pequeña proporción de gas) y no un superneptuno (más agua y hielo). Pero explicaba Ryan Cloutier (jefe de la investigación) que con los datos actuales no pueden distinguirlo aún y que habrá que esperar al lanzamiento y puesta en marcha del James Webb.
Habitables entre comillas
Lo que tienen de especial estas supertierras es que se encuentran en la zona de habitabilidad de la estrella (es decir, el área en la que el nivel de radiación permitiría la presencia de agua en estado líquido sobre cualquier planeta o satélite). Aunque K2-18c está más cercano a la estrella y probablemente sea demasiado cálido como para ser habitable.
A K2-18b se le conoce más pero aún queda mucho por saber. Además de la masa, se piensa que K2-18b recibiría una cantidad de radiación similar a la Tierra, y de ser ciertas sus ideas acerca de su estructura, este planeta sería una supertierra con unas condiciones físicas parecidas a las de la supertierra HD 97658b y una masa similar a la de la supertierra habitable LHS 1140b descubierta este mismo año.
Lo que recalcan en las conclusiones del trabajo publicado es que este descubrimiento abre las puertas para estudiar con más profundidad la formación de los planetas, concretamente alrededor de estas enanas. También que el brillo de la estrella y la baja densidad de este planeta permitirán ampliar los conocimientos sobre las atmósferas de las supertierras con instrumentos más avanzados como el JWST.
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