Entre el aluvión de novedades eléctricas, híbridas y demás apuestas ecofriendly, en el Salón de Ginebra sigue quedando hueco para hiperdeportivos de altos vuelos con mecánicas de combustión y miles de caballos de potencia. Prueba de ello es este Zenvo TSR-S que, con 1.194 CV de entrega y su propulsión trasera, nos recuerda que aún hay margen para la pasión pura.
El Zenvo TSR-S es la variante homologada para circular por carretera del Zenvo TSR, la bestia de competición con la que el año pasado la exclusiva marca danesa acudía al Salón de Ginebra. Esta bestia que roza los 1.200 CV tendrá una producción muy limitada: sólo cinco unidades verán la luz. El llamado a ser el Zenvo definitivo por el propio fabricante será, efectivamente, de lo más exclusivo.
Inyección aerodinámica
El Zenvo TSR-S viene con un buen número de añadidos aerodinámicos bajo el brazo. Además de someterse a una dieta rica en fibra de carbono, encontramos nuevos elementos como un labio inferior en el frontal y un generoso difusor trasero.
No obstante, el principal protagonista es el Centripetal Wing, un gigantesco alerón que se añade a la zaga y que tiene la capacidad de ajustar la carga aerodinámica. Este dispositivo varía en altura e inclinación para reducir ésta en las rectas, a la par de aumentarla en las curvas. Promete mucha diversión, sí.
Potencia, a la carta
No obstante, más allá de estas cifras extraterrestres, lo que más nos llama la atención en este Zenvo TSR-S es su sistema de mapeado electrónico, que nos permite seleccionar diferentes niveles de potencia según las necesidades a través de tres modos de conducción: Mínimo, IQ y Máximo. El primero limita la entrega a los 710 CV, mientras que el último da rienda suelta a esos casi 1.200 CV.
El superlativo V8 turboalimentado por partida doble, junto a un espectacular peso pluma, 1.495 kilos en vacío, dan como resultado unas prestaciones también de otro mundo. El Zenvo TSR-S acelera de 0 a 100 km/h en unos brutales 2,8 segundos, lo que le hace pasar a ese olimpo de los coches que bajan de los 3,0 segundos, mientras que sólo tarda 6,8 segundos en llegar a los 200 km/h. En cuanto a su velocidad máxima, ésta se cifra en 325 km/h, aunque limitada electrónicamente.
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