La adicción a los smartphones es un comportamiento que sigue al alza. Nos sentamos a esperar a alguien, a esperar a que nos atiendan o vamos en transporte público de un punto a otro y hacemos sufrir a las baterías de nuestros smartphones agregándoles más y más horas de pantalla, sin dejar los juegos, las redes sociales o las aplicaciones de mensajería de lado.
Aunque el auténtico problema, más allá de la supuesta alienación contra la que muchos alertan, viene cuando hacemos esas mismas tareas mientras que caminamos. Es entonces cuando nos convertimos en un peligro tanto para nosotros como para los demás. Choques contra personas y objetos, e incluso la posibilidad de invadir la calzada y sufrir un atropello. De eso saben mucho en Seúl pues allí ya cuentan con su propia señalización para peatones despitados... con su teléfono móvil.
Un fenómeno mundial
Seúl dista mucho de ser la primera ciudad en la que se toman medidas similares para proteger a los ciudadanos de sus propios despistes con el móvil, o para mantenerlos alejados de prácticas de riesgo con el mismo. Tenemos a la India, por ejemplo, con monumentos en los que ya está prohibido hacerse selfies, Rusia con su señalización de advertencia contra lo mismo o Nueva Jersey, donde se plantean incluso echar mano del tradicional sistema de multas. Si no prestas atención al lugar por dónde caminas, ve sacando la billetera.
Otras ciudades como Augsburgo en Alemania, o Tokio en Japón, han probado sistemas similares. Señalizaciones destinadas a alertar de este tipo de peligros, e incluso en Bélgica crearon un carril ficticio de 50 metros reservado para adictos a los smartphones a modo de denuncia. En Australia también valoran la instalación de señalización luminosa para evitar accidentes.
Y tras Australia, Corea del Sur
Sobre estas líneas ven el aspecto que tienen las nuevas señales que las autoridades de Seúl han instalado para advertir a su población de las zonas de riesgo por el uso indiscriminado de smartphones. Como vemos, no sólo se trata de señales de advertencia sino que en el lote se incluye una de prohibición, una destinada a crear zonas libres de este tipo de personas que camina con la cabeza gacha sin prestar atención a nada más que a la pantalla de su teléfono móvil.
No es de extrañar que en Corea del Sur hayan comenzando a implantar este tipo de advertencias y prohibiciones, toda vez que hablamos de un país que con casi 51 millones de habitantes cuenta con la mayor cuota de penetración de smartphones del mundo. En el hogar de Samsung y LG quedan pocos conciudadanos que no haya abandonado ya el teléfono móvil tradicional por un smartphone, y los adictos se multiplican.
Como vemos, en un intento de prevenir accidentes tanto nuestros como de los que nos rodean, los smartphones comienzan a prohibirse de forma paulatina siempre que intervengan en prácticas de riesgo. El problema es, ¿qué prácticas son de riesgo en el uso de un smartphone? Y lo que es más importante, ¿son todas las prohibiciones justificadas?
No es de extrañar que en Corea del Sur hayan comenzando a implantar este tipo de advertencias y prohibiciones, toda vez que hablamos de un país que con casi 51 millones de habitantes cuenta con la mayor cuota de penetración de smartphones del mundo. En el hogar de Samsung y LG quedan pocos conciudadanos que no haya abandonado ya el teléfono móvil tradicional por un smartphone, y los adictos se multiplican.
Como vemos, en un intento de prevenir accidentes tanto nuestros como de los que nos rodean, los smartphones comienzan a prohibirse de forma paulatina siempre que intervengan en prácticas de riesgo. El problema es, ¿qué prácticas son de riesgo en el uso de un smartphone? Y lo que es más importante, ¿son todas las prohibiciones justificadas?
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