El azúcar ha pasado hace unos años de ser un ingrediente más, el preferido de los golosos, al enemigo público número 1. Los chocolates encojen, las bebidas azucaradas son sometidas a nuevos impuestos y la recomendación de ingesta diaria se ha reducido a la mitad.
Pero la batalla contra el azúcar podía haber empezado hace cinco décadas, y con ello haber sido más fácil, si la industria productora del azúcar no hubiese ocultado alguna información sobre sus efectos perjudiciales para proteger sus intereses comerciales.
Ocultó la relación entre azúcar y triglicéridos
Según una investigación publicada recientemente, en 1967, cuando los científicos comenzaban a discutir sobre la relación entre el consumo de azúcar y el riesgo de enfermedades cardíacas, la Fundación Internacional para la Investigación del Azúcar (ISRF) mantuvo ocultos resultados que señalaban que ratas alimentadas con una dieta alta en azúcares tenían niveles de triglicéridos más altos que aquellas alimentadas con almidón, y decidió dejar de financiar ese proyecto de investigación.
A día de hoy está aceptado que un nivel alto de triglicéridos es un factor de riesgo para la salud cardiovascular, pero esto fue motivo de controversia durante décadas. La decisión de la ISRF se produjo en medio de aquella controversia, y probablemente influyó, probablemente retrasando ese consenso durante mucho tiempo.
El azúcar y el riesgo de cáncer de vejiga
Pero la ISRF intervino de nuevo, cancelando la financiación antes de que los experimentos hubiesen terminado, a pesar de que llevaban 27 meses en marcha y solo quedaban tres más para terminar. Ese estudio pudo haber tenido implicaciones en humanos, aseguran ahora los autores de la investigación, pero la ISRF se encargó de atenuar el papel del azúcar en las enfermedades cardiovasculares por motivos comerciales.
"Apoyan su negocio a expensas del público"
"El papel de la ISRF era, y todavía lo es el de la Asociación del Azúcar y la Organización Mundial de la Investigación sobre el Azúcar, vender más sacarosa. Nuestra anterior investigación y estas demuestran que el programa de investigación de la ISRF fue diseñado para apoyar su negocio a expensas de la salud del público", explica uno de los autores.
El problema podría ir más allá de esos dos estudios ahora analizados. Los investigadores concluyen que los debates que ahora mantenemos sobre los efectos sobre la salud del azúcar están asentados sobre seis décadas de manipulación de evidencias por parte de la industria azucarera.
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