El conflicto del gobierno de los Estados Unidos con ZTE ya viene de lejos y en estos últimos meses hemos ido presenciando algunos movimientos de los dos que permitían soñar a la empresa china con una solución próxima que resolviese sus problemas financieros, aunque no estaba del todo claro.
Las últimas noticias que llegan desde E.E.U.U. indican que ZTE podría volver a comercializar sus productos en el país, pero no sin condiciones: los norteamericanos les obligarían a separar sus negocios y cambiar su nombre en sus productos, teléfonos incluidos.
El último capítulo del conflicto entre la empresa fabricante de móviles y una de las mayores potencias económicas del mundo nos sorprendió porque esta última parte, tras el varapalo del Congreso, ofrecía a ZTE un mes de gracia para que pusiera en orden sus intereses en el país.
Los negocios con Corea del Norte e Irán, que continuaron incluso después de que Estados Unidos abriera una investigación en 2012, salieron muy caros a ZTE. No solo vio cómo le caía una sanción inicial de 892 millones de dólares sino que además el mercado norteamericano le cerró las puertas, afectando a sus intereses y clientes, y las multas acabaron ascendiendo a 1.900 millones más un aval de 400 millones.
Los negocios con Corea del Norte e Irán, que continuaron incluso después de que Estados Unidos abriera una investigación en 2012, salieron muy caros a ZTE. No solo vio cómo le caía una sanción inicial de 892 millones de dólares sino que además el mercado norteamericano le cerró las puertas, afectando a sus intereses y clientes, y las multas acabaron ascendiendo a 1.900 millones más un aval de 400 millones.
Las condiciones de Estados Unidos
Entre ellos, ZTE debería separar sus negocios en el sector de las infraestructuras de telefonía móvil de la línea de negocio que tiene alrededor de los dispositivos de consumo (ZTE Devices), eminentemente teléfonos móviles. Además, GlobalData entiende que esa segunda unidad de negocio debería establecer su propio equipo de dirección independiente fuera de China.
Este requisito nace de la desconfianza entre los Estados Unidos y el gobierno chino, que tiene una gran influencia en las empresas del país. Mientras los norteamericanos no se fían de dejar sus vitales infraestructuras a manos de empresas chinas (a Huawei también le tocó ser investigada de rebote), los teléfonos les dan más tranquilidad ya que su hardware es de procedencia norteamericana.
Según las fuentes de GlobalData, los operadores norteamericanos requieren hacer negocios con una empresa 'blanqueada', que desvíe cualquier presión de las agencias de seguridad o del Congreso de los EE. UU por sus conexiones con el gobierno Chino y las correspondientes influencias.
Para una transparencia financiera total, además, en los mercados bursátiles internacionales debería tener su propia marca separada y, por último, ZTE Devices abandonaría el nombre 'ZTE' y lo sustituiría por otro. Algunos analistas especializados hablan de la posibilidad de llamarse 'Axon', como su línea de teléfonos más premium.
Estos mismos analistas avisan que, aunque finalmente los Estados Unidos vuelvan a hacer negocios con ZTE, estos deberían estar preparándose para el desquite del gobierno chino y las empresas del potente país asiático, que ya han empezado a tomar diferentes medidas para reducir su dependencia con la tecnología norteamericana.
Vía | GSMArena
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