martes, 6 de febrero de 2018

IPHONE X


Un nuevo rumor ha puesto en alerta al mundo de la manzana mordida: el iPhone X dejaría de fabricarse este mismo año. De confirmarse, algunos medios afirman que sería la primera vez que Apple no rebaja de precio el modelo estrella cuando aparece una nueva generación. Esto ha provocado un aluvión de conclusiones erróneas. Veamos el porqué.

Kuo y su fijación con el fin del iPhone X

Por si el viernes pasado no nos dimos cuenta, Ming-Chi Kuo  afirmó que Apple iba a abandonar la fabricación del iPhone X actual.

Este punto no debió de conseguir el impacto que esperaba, porque este mismo lunes ha vuelto a la carga con una clarificación:


El iPhone X dañaría la reputación y valor de marca de los modelos nuevos de la segunda mitad de 2018 si se siguiera vendiendo a un precio inferior después de este lanzamiento. Disminuir el precio del iPhone X tras la introducción de los modelos nuevos sería negativo para el valor de la marca dado que los sensores 3D y la pantalla OLED son características del nuevo modelo de alto precio.

Adicionalmente, vender el iPhone X a un precio inferior también impactaría negativamente las ventas del nuevo iPhone LCD de 6,1 pulgadas. Por ello, estimamos que el iPhone X alcanzará su final de vida [end of life o final de producción] alrededor de mediados de 2018.

Viendo todo esto, uno podría pensar lo siguiente:

De modo que Apple tiene planeado suprimir el iPhone X de su línea de productos este mismo año. Algo que jamás ha hecho con un iPhone, ya que siempre reducen su precio para hacer sitio a la nueva generación.

Es más, "mediados de 2018" significa invierno, antes de la tradicional presentación y lanzamiento del iPhone en septiembre u octubre. Eso sólo puede significar una cosa: el iPhone X es un desastre de ventas. A la gente no le gusta el notch y Face ID es un fracaso.


El único problema es que estas conclusiones son falsas. Porque no es la primera vez que vemos un iPhone que dejaba de venderse pasado el primer año de vida.

Déjà vu: esto ya lo hemos vivido antes

Según el propio Kuo, el iPhone X vendería 18 millones de unidades en el primer trimestre natural del año 2018. Un cálculo rápido nos dice que, comparado con los 50 millones de iPhone vendidos en el mismo trimestre de 2017, el iPhone X supondría un 36% de ellos. Si multiplicamos esos 18 millones de iPhone X por un precio medio de venta de, digamos, 1.050 dólares, obtenemos casi 19.000 millones de dólares de ingresos.

No está nada mal para un terminal que algunos califican de desastre de ventas.


Pero esa no es la cuestión. Kuo afirma que el iPhone X dejaría de fabricarse a mediados de 2018 lo cual no es excepcional en la historia del iPhone. De hecho, ha sucedido en dos ocasiones anteriores:

  • El iPhone original dejó de venderse en cuanto el iPhone 3G se puso a la venta.
  • El iPhone 5 salió de la línea de iPhone en cuanto Apple presentó el iPhone 5s y el iPhone 5c.

De confirmarse la desaparición del iPhone X, no sería ni la primera vez ni sería un indicativo de escasas ventas. La explicación puede ser la que sugiere John Gruber:

Creo que Apple simplemente quería distinguir más los modelos de primera y segunda gama. Si el rumor sobre el cambio en la disponibilidad de modelos este año se confirman - si, condicional - creo que se aplica la misma lógica. Creo que también se da el caso de que no se trata sólo de la apariencia del iPhone X, sino también cómo de difícil (y costoso) es de producir. Sobre todo las pantallas OLED.

Sabemos que el iPhone X ha sido más difícil de fabricar que otros modelos, especialmente por Face ID y la escasez de paneles OLED. De modo que resulta comprensible que Apple prefiera utilizar estas restricciones en un iPhone X de segunda generación así como de un compañero "Plus", en vez del modelo actual rebajado de precio.

En cuanto a disminuir la producción a mediados de año, Gruber piensa que nada impide a Apple fabricar suficientes para que aguanten en el canal de ventas hasta septiembre. Momento en el que sería sustituido por el iPhone X de segunda generación.

Ver los posos del té de la cadena de suministros asiática es sencillo; interpretar lo que significan no lo es. Porque los motivos detrás de estas decisiones se encuentran a miles de kilómetros de distancia: en Cupertino, California.




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