lunes, 27 de agosto de 2018

ROSEHIP


¿Qué nos hace diferentes del resto de mamíferos que pueblan la Tierra? Esta pregunta lleva de cabeza a los científicos de todo el mundo. Ahora, un nuevo tipo de neurona, apodada neurona rosa mosqueta o "rosehip", plantea nuevas pistas con las que resolver esta difícil pregunta.

La neurona 'rosehip'

Todavía nos queda muchísimo por descubrir, especialmente cuando hablamos del cerebro. Si hace un tiempo descubrimos un nuevo "órgano" en el cuerpo humano (el intersticio), cuya función es servir de amortiguación, el descubrimiento de la neurona "rosehip" o neurona rosa mosqueta, podría implicar un paso hacia las respuestas que buscamos sobre nuestra existencia.

Y es que un reciente estudio publicado hoy en Nature Neuroscience, dirigido por Lein y Gábor Tamás, de la Universidad de Szeged, en Hungría, ha conseguido desvelar la existencia de dicha célula cuyo nombre se debe a la extraordinaria ramificación de sus axones, que la hacen parecer una rosa.


"El paquete denso que forma el axón de cada célula alrededor de su centro lo hace ver como una rosa después de haberse desprendido sus pétalos", contaba para la prensa Tamás. Estas neuronas pertenecen a una clase conocida como inhibitorias, y se encargan de frenar la actividad de otras neuronas en el cerebro.

Estas células controlan un conjunto de genes que funcionan como una especie de firma genética, y que no se ve en ninguno de los tipos de células cerebrales de ratón que se han estudiado hasta la fecha. En vez de eso, las neuronas "rosa mosqueta" forman sinapsis con otro tipo de células en una parte diferente de la corteza humana, conocidas como neuronas piramidales.

Para poder identificarlas, el equipo necesitó el material donado por dos personas, las cuales cedieron sus cuerpos a la ciencia. Por el momento, este tipo de células no ha sido encontrada ni en ratones, como veíamos, ni en ningún otro animal, a pesar de existir modelos cerebrales muy conocidos. ¿Estamos ante una célula única en la naturaleza?

'La estructura más compleja de la naturaleza'

La neurona "rosehip" se encuentra en la capa superior de la corteza, la región más externa del cerebro, la cual es responsable de la conciencia humana y muchas otras funciones que consideramos únicas para nuestra especie. Esta parte es mucho más grande, en relación a nuestro tamaño corporal, que en otros animales.

Su estructura es tan intrincada que se le suele denominar, la estructura más compleja de la naturaleza. Esta parte es, según sabemos, la más novedosa y evolucionada de nuestro cuerpo. Como decíamos, aquí se genera el raciocinio, los procesos conscientes o la consciencia.

Por esta razón, el hecho de que aparezca una neurona nueva en este tejido resulta muy prometedor. ¿Estamos ante un hecho único en la historia de la evolución humana? ¿Es esta célula la que nos diferencia del resto de los animales? ¿Le debemos a la neurona "rosa mosqueta" todo lo que somos? Es un buen momento para detenernos y no venirnos tan arriba.

En realidad no sabemos si somos los únicos

Por el momento, a pesar de los estudios y análisis, no hemos encontrado neuronas "rosa mosqueta" en otros mamíferos, pero eso no implica que no existan. Hay que tener clarísimo que el estudio no ha demostrado que esta célula cerebral especial sea exclusiva de los humanos.

Pero también es importante entender el hecho de que esta neurona especial no exista en los roedores es intrigante. Por el momento, y hasta que se descubra en otra especie, la neurona "rosehip" se ha de añadir a una lista corta pero esencial de neuronas especializadas que pueden existir solo en humanos o solo en cerebros de primates.


¿Estamos, entonces, ante una prueba que diferencia a la humanidad? Como ya hemos dicho, no lo sabemos. Todavía no podemos decir con total seguridad que esta sea una pieza que nos convierte en seres humanos tal y como nos conocemos hoy día. Por el momento lo que sí sabemos es que nos hace un poco más especiales, pero ¿qué papel juega esta neurona en la evolución?

"En realidad, no entendemos lo que hace especial al cerebro humano", comentaba Ed Lein, codirector del artículo. Pero estas técnicas solo nos permiten ver una pequeña parte de un conjunto enormemente grande. ¿Hallaremos algún día la respuesta? ¿Y la encontraremos en nuestras células, nuestros cerebros y nuestros genes? Por el momento, al menos, ya contamos con una célula más en nuestro inventario.



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