Es un secreto a voces que el turismo masivo destroza los entornos naturales. El hombre va a ver una maravilla y su interacción con ella la termina matando. Los arrecifes de coral son una de esas "creaciones" que se están deteriorando poco a poco, en peligro de desaparición y para concienciarnos de ese problema se ha inaugurado The Coralarium, un homenaje a la vida marina en las Maldivas.
Esta maravilla es una instalación artística obra de Jason deCaires en pleno atolón de Shaviyani e inaugurada por el Fairmont Maldives Sirru Fen Fushi. Es un sorprendente museo semi-sumergido y mecido por las olas que podrás visitar y tocar siempre que estés dispuesto a ponerte un bañador y mojarte completamente.
En 2016 los corales de Maldivas mostraban una más que notable pérdida de color achacable a los cambios de temperatura de las aguas por culpa del cambio climático. Los viajeros que sostienen la economía de la zona son en cierta medida los culpables de la destrucción con sus visitas.
La instalación de Jason deCaires, autor también de la maravilla del museo submarino de Lanzarote, busca concienciar y también atraer clases específicas de vida marina que van desde peces a esponjas marinas, coral blando, coral duro, crustáceos y pulpos, buscando que la vida florezca en torno a las esculturas.
Las esculturas son formas híbridas, medio humanas, medio plantas, medio coral. Las formas orgánicas están basadas en especies endémicas de la isla y los arrecifes que la rodean. Muchos de los trabajos también tienen raíces, simbolizando la dependencia de los humanos de la naturaleza que los rodea y a la que están conectados. Corales de calcio blanco, formados por huesos enraizados en la superficie de los trabajos busca mostrar como el arrecife forma parte del ADN de los nativos de las Maldivas.
El museo es una prolongación del hotel y se llega a él por un camino sumergido. Tras 50 metros a nado o haciendo esnórquel encuentras con una escalera que te llevará a la parte superior del edificio entre la marea, un perfecto punto de partida para poder ver, desde las alturas, el atolón. La estructura es un cubo de 6 metros de alto con más de la mitad de la fachada sumergida. El diseño de las paredes es poroso, lleno de agujeros, inspirado en los corales. Esos huecos también filtran la luz del sol hacia las obras atrapadas en el interior.
El material con el que está construido el cubo es acero inoxidable y busca de crear un reflejo del mar y del cielo, como si fuera un espejo. Lo que se espera es que con los años vaya reflejando el paso del tiempo y que las algas que colonicen la estructura. Las curiosidades que rodean la instalación son:
- Es la primera galería de arte semi-sumergida del mundo
- El primer museo bajo el agua que hay en Maldivas
- Son 180 toneladas de elementos arquitectónicos
- 10 esculturas semi-humanas en pedestales
- 6 esculturas completamente sumergidas en el suelo marino
- 6 esculturas en el techo de la exposición
- 6 árboles semisumergidos que recuerdan a corales
- un camino de corales con cerca de 60 "flores" de coral creciendo en macetas
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