Tras un primer acuerdo en mayo de 2016, hoy, según The Wall Street Journal, Toyota está invirtiendo 500 millones de dólares en el proyecto de coches autónomos de Uber, una apuesta importante que ha disparado la valoración de Uber y que finalmente pone a Toyota detrás de un desarrollo de tecnología de conducción autónoma, más allá de sus propios proyectos.
Aire fresco para Uber
Tras una primera inversión del 20% del negocio de coches autónomos por parte de la japonesa SoftBank en diciembre del año pasado, ahora es Toyota quien inyecta aire fresco a Uber con esta inversión de 500 millones de dólares. Aunque la alianza aún no se hace oficial, se dice que trabajarán conjuntamente en el desarrollo de coches con tecnología de conducción autónoma.
Con esto, Uber estaría en posición de buscar maneras de reducir costos y disminuir las pérdidas, además de que se abren nuevas posibilidades para abrir campos de pruebas en Japón, algo que le caerá de maravilla a la compañía después del accidente que hizo que ahora mismo estén en la mira de los organismos reguladores.
Aquí también hay que recodar que Uber y Toyota han estado trabajando desde 2016, una alianza en la que no se anunciaron cifras y que nos aseguraron que estaba centrada en impulsar el negocio de transporte privado, ya que Toyota ofrecería beneficios a los conductores de Uber para arrendar coches, y así poder aumentar el número de coches del fabricante dentro de la plataforma de transporte.
Por su parte, Toyota lleva algunas años invirtiendo en otros proyectos más allá de los coches, como plataformas de conducción autónoma y robots para el hogar. A inicios de este 2018, la compañía anunció la creación de un campo de pruebas en Michigan, el cual tendría una superficie de 24,2 hectáreas y estaría destinado a experimentar con escenarios peligrosos para coches autónomos.
Asimismo, Toyota anunció una inversión de 2.800 millones de dólares en la creación de un software para impulsar coches eléctricos, un movimiento que también Volkswagen está haciendo pero con una inversión de 4.050 millones de dólares. Como vemos, la parte medular aquí es la apuesta por una plataforma exclusiva que pueda controlar a todos estos coches.
Es así como ahora la inversión de Toyota en Uber cobra sentido, ya que se trata de un beneficio para ambas compañías, donde una ganará acceso a la plataforma de conducción autónoma, la cual podrá desarrollar más adelante de forma individual. Mientras que Uber se hace con un aliado importantísimo que le permitirá seguir creciendo en su golpeado proyecto de coches autónomos, más allá de Estados Unidos.
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