Hace pocas horas volvía a cobrar fuerza el rumor de que Google planearía fabricar sus propios móviles, lo que sería un paso más allá de los teléfonos Nexus que estamos viendo todos los años. De hecho, según los rumores, podría llegar antes de acabar el año, con lo que ese proyecto estaría más adelantado de lo que pensábamos.
Hasta ahora la inmensa mayoría de los usuarios que conocíamos a la familia Nexus teníamos asumido que su máxima influencia a la hora de sacar smartphones sería el sistema operativo y la condición de que fuera Android puro, sin capas de personalización, lo que ha hecho nacer, desde hace un tiempo, la "experiencia Nexus".
Esta experiencia Nexus es, según muchos de sus usuarios, un paso más allá de lo que sería un smartphone cualquiera con Android stock simplemente, algo imposible de describir pero que se siente cuando lo usas. Esto es lo que ha hecho que muchos poseedores de un Nexus no quieran cambiar a otro terminal que no sea Nexus.
Esta experiencia, de confirmarse los rumores, podría trasladarse a unos smartphones fabricados por la propia compañía. Y no damos por seguro que vaya a hacerse porque en varias ocasiones Google ha desmentido este rumor y, si bien no se ha pronunciado esta vez, no debemos darlo por seguro ni mucho menos.
¿Con quien querría competir?
Si hay algo que tiene Android es una legión de fabricantes, conocidos y anónimos hasta en su propia casa. Ahora bien, ¿por qué querría Google meterse ahora en todo este fregado? Google es una compañía conocida por todos, y el hecho de que sacara un smartphone propio, fabricado por ellos, podría suponer una revolución en el mercado.
Eso sí, tendría una competencia extremadamente dura. Por un lado tendríamos dos superventas como son Samsung y Huawei: el primero con un historial de ventas más largo que el papel higiénico de Scott y el segundo empujando con una política muy acertada de vender terminales con buenas especificaciones a precios competitivos.
Pero por otro lado tenemos a fabricantes que no parecen tener un interés por sacar unos beneficios por terminal vendido demasiado altos, y por lo tanto los ponen con precios muy bajos. Claros ejemplos son el Xiaomi Mi 5 y el OnePlus 3, dos terminales de gama alta a un precio que mima nuestros bolsillos (relativamente).
Otra opción, y que se ha considerado mucho, es la de competir directamente con Apple mientras el resto sigue jugando en su propia liga. Usaría las mismas armas que los de Cupertino: tener un control total tanto a nivel de hardware como de software, sólo que contando con componentes como procesador de (presumiblemente) Qualcomm.
Está claro que, tanto si se ama como si se odia a Apple, es un rival a tener en cuenta y Google no puede perderlo de vista, aunque tenga que mirar por encima del hombro, pues en una de estas consigue sacar algo realmente innovador, convencen a mucha más gente y les adelanta por la derecha.
La otra opción sería meterse en los mercados emergentes, por lo que podrían ir equipados con Android One, el sistema operativo dedicado a estos países. India es, y no es algo nuevo, un mercado con un gran potencial, y si Google se mete con éxito allí, podría encontrar un filón económico muy importante.
¿Podría estar preparándose para un divorcio con Samsung?
Esto es algo que se nos acaba de ocurrir, y es que, como ya sabemos, Samsung está siguiendo adelante con su sistema operativo Tizen, y lo está utilizando, sobre todo, en los smartwatch y en su gama Z de smartphones. No se vislumbra una separación a corto plazo, ni siquiera a medio, pero podría suceder.
Ante las declaraciones que hizo un ejecutivo a Korean Times de "si no tienes tu propio ecosistema, no tienes futuro", quizás Google podría estar reaccionando para prepararse ante un eventual divorcio de un matrimonio que tiene sus encontronazos. Samsung sabe que está en una posición muy fuerte y trata de sacar provecho.
Una separación de este calibre no beneficiaría a ninguno de los dos, razón por la que la gran G podría intentar amortiguar el sonoro golpe sacando una línea de smartphones propios, quizás englobando a la gama media con unos precios competitivos para no pisar a la familia Nexus.
Obviamente, no significa que fuera a heredar todas las ventas que tiene ahora Samsung, pero al menos el mundo Android no quedaría tan debilitado. El que sí lo pagaría caro sería el fabricante coreano, pues muchos de los que eligen sus smartphones lo hacen, entre otras cosas, porque son Android, y divorciarse implicaría muchos clientes perdidos.
Sea cual sea el motivo por el que presuntamente quiere fabricar sus propios smartphones (con las tablets ya ha empezado, véase Pixel C), esperaremos a ver qué tipo de móvil deciden sacar, qué particularidades tendrá y, sobre todo, su relación calidad precio.
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