El gulab jamun es un dulce de la cocina india y pakistaní, aunque también se puede parecer a preparaciones de repostería de países como Jamaica, Trinidad e incluso de la cocina árabe.
Esta especie de bolitas borrachas son sencillísimas de preparar y perfectas para un postre diferente, y desde luego ideales como broche final de una comida con aires exóticos.
Comenzaremos preparando el sirope. Para eso mezclamos en un cazo el agua, el azúcar y las especias y lo calentamos todo suavemente hasta que veamos el azúcar disuelto.
Entonces subimos ligeramente el fuego y lo llevamos a ebullición, dejándolo cocer durante cinco minutos sin tapar y sin remover. Retiramos del fuego, añadimos el agua de rosa y el azafrán si queremos que queden después los gulab jamun más anaranjados, y lo dejamos enfriar.
Mientras mezclamos en un bol la harina, la leche en polvo y el queso fresco hasta obtener una masa blanda. La pasamos a una encimera enharinada y la amasamos con las manos durante cinco minutos.
Vamos cortando porciones del mismo peso, como de 20 gramos aproximadamente, y envolvemos la masa alrededor de una uva pasa, haciendo pequeñas bolas sin grietas con nuestras manos ligeramente enharinadas, o bien embadurnadas de mantequilla.
Ponemos una sartén honda al fuego y calentamos aceite vegetal, yo en mi caso de girasol, echando la mitad de las bolas para que se vayan friendo durante aproximadamente tres minutos, dándoles vueltas con cuidado para que se doren por todos los lados.
Las pasamos a un plato con papel de cocina para que escurran y rápidamente las echamos en el sirope especiado, dejándolas que se empapen un mínimo de una hora.
Con qué acompañar el gulab jamun
Tanto solos como acompañados por unos pistachos picados, helado de vainilla o nata, los gulab jamun son unos bocaditos irresistibles que empiezas a comer y es difícil de parar. Se guardan en la nevera si sobra alguno, dentro de su jarabe especiado.
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