miércoles, 26 de septiembre de 2018

TWITTER


“Yo sobreviví a la Gran Purga ‘Te Mato’ de Twitter de 2018”. Es el comentario del tuitero Margaret Castor que mejor nos sirve para iniciarnos en este asunto. Al menos una decena de usuarios de Twitter han afirmado estar siendo denunciados y baneados de la red social sólo por escribir una de esas expresiones castellanas más típicas de nuestro lenguaje coloquial.


El procedimiento es el siguiente: un usuario revisa tuits antiguos de alguna cuenta a la que quiera perjudicar. Si el tuitero perseguido ha puesto anteriormente “te mato” o “los mato”, se le denuncia por escribir “amenazas violentas”. A continuación, el programa de Twitter encargado de lidiar con las denuncias suspende para siempre o preventivamente la cuenta. En el segundo caso, y cuando el usuario intenta acceder de nuevo, se le advierte de que deberá borrar los comentarios denunciados por infringir las normas de la comunidad. “No puedes hacer amenazas violentas concretas ni expresar el deseo de que una persona o un grupo de personas sufran daños físicos, enfermedades o muerte”.


Como explican los afectados, y como es comprensible, estas amenazas no son tal, sino conversaciones corrientes entre amigos. Algunos mensajes tienen cuatro o cinco años de antigüedad, y, según algunos tuiteros, se les ha suspendido la cuenta incluso por haber amenazado a cuentas que ya no existen.

Todo apunta a que se trata de un error en la programación del sistema de análisis de quejas de la web, de forma que se toma como expresión literal lo que en la inmensa mayoría de los casos de esta red social son expresiones hechas e inofensivas. Al algoritmo le cuesta entender el sarcasmo o la ironía, y Twitter, en vez de hacer que revise estas denuncias un humano manualmente, deja que el sistema automatizado gestione tanto las denuncias como las posteriores apelaciones de los afectados. O borran sus comentarios o perderán todos sus mensajes y amigos durante los años que haya participado en la red.


Twitter, más que cualquier otra gran red social, tiene muchos problemas para balancear un ecosistema muy difícil. Millones de usuarios llevan años lamentando los ataques coordinados, las amenazas explícitas, las muestras de odio ajenas. Cada cierto tiempo se difunden a golpe de RT la permisividad de la página con cuentas extremistas, amenazadoras o que defienden duros discursos de odio. Hasta ahora Twitter, como Facebook, defendía que, en caso de colisión, prefería primar la libertad de expresión, aunque eso le haya costado una mala reputación que se traduce en riesgos empresariales.

Se han producido multitud de cambios y mejoras con respecto a su sistema de denuncias en los últimos años, pero sigue sin ser útil a la hora de comprender la naturaleza de los mensajes enviados. No distingue un ataque directo de un contexto distendido (el "te mato") o una frase normal de una amenaza indirecta ("no querrás amanecer asesinada").



Las amenazas que recibe aquí Cristina Fallarás sirven como ejemplo gráfico de lo que nosotros entendemos como amenaza, pero también muestran la problemática del abuso en redes sociales. Ni siquiera estas intimidaciones son reales, sino acciones de trolleo por parte de mexicanos, como aquí se explica.

El caso del “te mato”, por ser algo que se está difundiendo ahora, podría ser precisamente una consecuencia de un endurecimiento de los controles de abusos en el discurso en su foro. Una de las reglas más conocidas de Twitter es que un tercero no podía denunciar las amenazas que sufre otro tuitero, que sólo podría denunciarlas el afectado. Si los receptores del "te mato" son cuentas desaparecidas de hace años y esos mensajes han servido para bloquear cuentas ahora, será que ha cambiado la norma. En la página oficial de denuncias ya no aparece esa necesidad de contactar con el afectado de la amenaza, como sí aparecía antes. Paradójicamente, esta había sido una de las peticiones históricas de los tuiteros.

Tampoco cabe descartar todavía que se trate de un agujero de seguridad más longevo del que se hayan valido unos cuantos ahora al comprobar su efectividad para bloquear cuentas ajenas.

En cualquiera de los casos, y si usas Twitter, lo mejor que puedes hacer ahora mismo es poner en el buscador “@tuusuario mato” y mirar tu histórico de interacciones para comprobar que no vas a ser tú la próxima víctima de la Gran Purga.



Publicado bajo licencia Creative Commons.

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