Nintendo quiere volver a entusiasmar al público y prensa especializada, lo necesitan tras el gran fiasco que ha sido su consola de sobremesa Wii U. Tras años de desarrollo, The Legend of Zelda: Breath of the Wild, ha sido presentado en la pequeña y humilde conferencia de Nintendo en el E3.
El título nos traslada a un mundo abierto completamente interconectado, réplica de la esencia que se quiso lograr con el primer título de la exitosa saga y con menos énfasis a la entrada y salida de las clásicas mazmorras que han marcado la casi totalidad de los títulos The Legend of Zelda. Los jugadores tendrán más libertad para desplazarse a pie o a caballo —Epona— e idear sus próximos movimientos en un inmenso territorio. Nintendo ya expresó que el juego tiene el mapa más grande que el hardware de Wii U puede soportar.
El mundo ofrece total libertad para escalar, nadar, talar árboles que nos sirvan de puente, arrastrar rocas. Nos lleva desde las frías montañas a los mustios desiertos, tal y como mostró el primer cortometraje de la presentación. Su ambientación y apartado técnico nos recuerdan, para bien, al comprometido Wind Waker, crucificado en su tiempo y vanagloriado hoy en día.
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