Un estudio reciente añade un beneficio más a la lectura en voz alta a nuestros hijos: ayuda en su desarrollo socio-emocional. Te contamos de qué se trata.
Publicado en Pediatrics, la revista oficial de la Asociación Americana de Pediatría, este nuevo estudio analizó la relación que existe entre la lectura en voz alta y el juego con sus padres, con el desarrollo socio-emocional de los niños.
De acuerdo con esta nueva investigación, además de los beneficios de leer en voz alta a los niños que ya se conocían, el compartir esa actividad entre padres e hijos tiene el potencial de ayudar a evadir o frenar problemas de comportamiento como agresión, hiperactividad o dificultad para concentrarse y poner atención.
En el estudio participaron 675 familias que tenían hijos desde recién nacidos hasta los cinco años de edad. Se dividieron en dos grupos: uno de control y otro que recibió un proyecto de intervención.
Las familias que formaban parte del grupo de intervención, recibieron libros y juguetes, además de reunirse con un coach para padres, con quien hablaron del desarrollo de sus hijos, de lo que notaban en ellos y de lo que esperaban en cuanto a su desarrollo. Posteriormente, se les tomó un video en el que aparecían jugando y leyendo con sus hijos durante unos minutos, de distinta duración de acuerdo a la edad de sus hijos.
Al terminar, se reunión con un intervencionista del estudio, para ver dichos videos y analizar la respuesta de sus hijos. El hecho de que los padres puedan verse a sí mismos, les ayuda a que se den cuenta cómo reaccionan sus hijos ante ciertas acciones de ellos. "Intentamos destacar las cosas positivas de esa interacción, quizás ellos se sienten un poco ridículos, pero al mostrarles en video lo mucho que se divierten sus hijos cuando hacen esas cosas, puede ser muy motivante para ellos", comenta Adriana Weisleder, una de las autoras del estudio.
Este tipo de proyecto comenzó como un programa para niños de familias de bajos recursos,y consistía en visitas clínicas desde el nacimiento de los niños hasta los tres años. Los niños que participaron en intervenciones como ésta, habían mostrado mejorías en su comportamiento, y se habían mostrado menos agresivos o hiperactivos que aquellos niños del grupo de control que no recibieron dichas intervenciones.
A los niños que participaron en este nuevo estudio, se les volvió a analizar un año y medio después, y se encontró que los efectos de este tipo de actividades con sus padres aún persistían. Los niños cuyas familias participaron en estas intervenciones durante ese tiempo, continuaban teniendo menor probabilidad de manifestar problemas de comportamiento.
Algunos de los niños participaron solamente en la segunda etapa del estudio, recibiendo juguetes y libros para que sus padres les leyeran en voz alta, asistiendo a visitas clínicas desde los tres hasta los cinco años. En ellos se encontraron más efectos entre las actividades y la respuesta de los niños, y más exposición a una crianza positiva, lo que significaba un impacto positivo más fuerte en su comportamiento.
La lectura es una gran actividad para compartir en familia, y como podemos observar con éste y otros estudios, es algo que aporta beneficios para todos: los padres se involucran más en el crecimiento y educación de sus hijos, mientras que los niños reciben una crianza positiva y cercana a sus padres.
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