Incorporar a la masa dos “harinas” diferentes, sin gluten, como la avellana y el maíz nos permite jugar con la textura final sin crear un desastre en la textura. La verdad es que los frutos secos molidos aportan muchísimo sabor y un toque rústico. La canela crea una armonía de aromas perfecta con los demás ingredientes.
Precalentar el horno a 220ºC y preparar una bandeja con 12 moldes para magdalenas, engrasándolas o usando cápsulas de papel.
Batir los huevos con el azúcar en un recipiente mediano, usando batidora de varillas a velocidad alta, por lo menos 3-4 minutos. Tiene que crecer mucho el volumen y adquirir un tono pálido. Añadir el aceite de oliva y batir un poco más a velocidad más lenta, sumar la leche y batir.
Incorporar la harina, la harina de maíz, la avellana molida, la canela, la sal y la levadura, y mezclar todo muy bien con unas varillas a mano. Llenar los moldes no más del 3/4 partes de su capacidad y cubrir con el crocanti y azúcar al gusto. Hornear a 200ºC durante unos 15-18 minutos y dejar enfriar sobre una rejilla.
Con qué acompañar las magdalenas
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