jueves, 12 de julio de 2018

MACBOOK PRO


Acaban de salir nuevos MacBook Pro... y todos los aficionados a la marca corren a hacer lo mismo. Ya jugamos a ser dioses configurando el iMac Pro más caro que se puede comprar, pero... ¿qué ocurre cuando hacemos lo mismo con la configuración "tope" de los portátiles profesionales más caros de Apple? Soñar es gratis, así que vamos a echar un vistazo.

Por supuesto, elegiremos el modelo de 15 pulgadas por ser el MacBook Pro más grande y por lo tanto el más caro. Y de ellos elegiremos la mejor configuración base: un monstruo de seis núcleos que le da varias vueltas a las necesidades generales de cada producto.


Los 4.000 dólares base que cuesta ese modelo base nos hacen reír. Vayamos al grano e hinchemos esta máquina hasta su máximo potencial. Intel Core i9 de octava generación con seis núcleos a 2,9 GHz, 32 GB de memoria RAM y 4 TB de almacenamiento SSD. Se nos queda un señor MacBook Pro por 9.300 dólares, siendo el máximo responsable de este encarecimiento los 4.400 dólares que cuesta ampliar el almacenamiento SSD hasta su máxima capacidad.

Caro, ¿no? Pero no nos convence. Aquí hemos venido a jugar. Así que subamos la apuesta e incluyamos la Blackmagic eGPU junto con... dos monitores LG UltraFine 5K. Son 800 dólares más dos veces 1600 dólares... y se te queda un fantástico entorno de trabajo por 13.400 dólares. 13.600 si le añades la guinda de la nueva funda de piel. El iMac Pro tope de gama sale más claro, pero sus especificaciones son más potentes.

Podríamos recomendarle que utilicen la financiación del ese MacBook Pro, pero admitámoslo: lo más probable es que no necesitemos toda esa potencia. Mejor invertimos el dinero en algo más de primera necesidad...



Publicado bajo licencia Creative Commons.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario