Madrid vetará los coches diésel en 2025, según el acuerdo que ha firmado el ayuntamiento de la capital de España durante la Cumbre de Alcaldes C40 que se celebra en Ciudad de México. El mismo compromiso ha sido suscrito por la capital mexicana y por París, que ya tiene en marcha su plan de lucha contra la contaminación, y en el caso de Madrid contempla incentivar las motorizaciones alternativas y promover los desplazamientos a pie y en bicicleta.
Hasta ahora, la explicación más concreta que conocíamos por parte del consistorio madrileño estaba en unas declaraciones de la concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, en el sentido de limitar la circulación de los "coches no limpios" en la almendra central de Madrid, de cara a 2020. El paso que ha dado en México el Ayuntamiento de Madrid aterriza esta idea y supone una sentencia para unas motorizaciones que, a día de hoy, todavía suponen el 57 % de las ventas de turismos nuevos en España.
En el punto de mira figuran ahora las motorizaciones diésel, que sin duda forman parte del problema de la contaminación de Madrid. Sin embargo, conviene recordar que no sólo los motores diésel contribuyen a incrementar los niveles de óxidos de nitrógeno. De hecho, hay motorizaciones de gasolina que pueden ser tan perjudiciales en este sentido como los motores de gasóleo. La cuestión es cómo se hará frente a esta situación, teniendo en cuenta que el problema se agrava a cada año que pasa.
La contaminación, un problema que va en aumento
El problema que atraviesa Madrid con la contaminación del aire es mayúsculo. No se trata sólo de los últimos episodios que ha vivido la capital de España, con sus correspondientes escenarios de alerta y con su correspondiente impacto para el ciudadano en su día a día. Se trata de que la ciudad de Madrid incumple de forma reiterada las limitaciones impuestas por Bruselas, y eso se traduce no sólo en graves problemas de salud para los ciudadanos, sino en sanciones que deben costear... los mismos ciudadanos a través del presupuesto municipal.
En noviembre del año pasado, Madrid registró un nuevo récord en materia de incumplimientos, tanto en niveles de NO₂ como en niveles de PM2.5. De hecho, el año pasado 13 estaciones de control de las 24 con que cuenta Madrid registraron valores de NO₂ superiores a los permitidos. La legislación europea prevé dos límites legales: uno en cuanto a la exposición puntual al aire contaminado, y otro sobre la situación a largo plazo.
Una estación de medición no debería rebasar los 40 µg/m³ de NO₂ como promedio anual, y no debería superar los 200 µg/m³ durante una hora más de 18 veces al año. Precisamente el límite de los 200 µg/m³ marca el inicio de los protocolos de actuación contra la contaminación en Madrid.
En 2015, las estaciones que dieron unos promedios más elevados de NO₂ fueron Escuelas Aguirre y Ladreda (58 µg/m³) y Plaza España (51 µg/m³). En el lado opuesto, las estaciones menos contaminadas fueron las de El Pardo (18 µg/m³), el parque Juan Carlos I (23 µg/m³) y Casa de Campo (24 µg/m³), que son zonas verdes. En total, 13 de 24 estaciones dieron datos que incumplen la ley. En 2014, sólo seis estaciones habían superado esos límites. El problema va en aumento.
Las referencias de París y Ciudad de México
El compromiso de mejora del aire asumido por el Ayuntamiento de Madrid es común a París y Ciudad de México. En la capital francesa son especialmente críticos con los vehículos más contaminantes. De hecho, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que ocupa la presidencia del grupo de Ciudades C40, ha sido pionera en Europa al anunciar la prohibición total de vehículos por su antigüedad, mientras que en Ciudad de México existen restricciones varias veces por semana basándose en ese mismo criterio.
Las consecuencias de estas restricciones en el caso mexicano ya se han traducido en un fuerte incremento de las ventas de vehículos nuevos, que en el mes de junio alcanzó un 25,9 % de crecimiento sobre el mismo periodo de 2015. En el caso español, ya quedan lejos los ejercicios en los que el diésel dominaba de forma imparable. El año 2015 marcó el inicio de una transición que todavía no ha concluido. Si en 2014 los motores diésel se montaban en 7 de cada 10 turismos nuevos vendidos, hoy esa proporción es del 57 %.
Las posiciones municipales, según los alcaldes
«Los representantes municipales nos hemos desmarcado para ratificar que el cambio climático es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos. Hoy alzamos la voz para anunciar que no seguiremos tolerando la contaminación atmosférica y los problemas de salud y muertes que provoca, especialmente entre nuestros ciudadanos más vulnerables. Los grandes problemas como la contaminación atmosférica requieren grandes acciones para hacerles frente. Por ello, pedimos a los productores de coches y autobuses que se unan a nosotros».
Miguel Ángel Mancera, alcalde de Ciudad de México:
«No es ningún secreto que en Ciudad de México nos enfrentamos a dos problemas que van unidos: la contaminación atmosférica y el tráfico. Con el desarrollo de opciones de transporte alternativas como nuestro sistema de metro y nuestro autobús de tránsito rápido y con la inversión en una infraestructura para bicicletas, trabajamos para reducir la congestión de nuestras carreteras y de nuestros pulmones».
Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid:
«La calidad del aire que respiramos en nuestras ciudades está directamente relacionada con nuestras acciones contra el cambio climático. Al reducir las emisiones de gas invernadero que generan nuestras ciudades, el aire que respiramos es más limpio y nuestros hijos, nuestros mayores y, en general, nuestros ciudadanos, estarán más sanos».
El grupo de Ciudades C40 también colaborará con la Organización Mundial de la Salud y con la Coalición Clima y Aire Limpio en la campaña Respira la vida 2030, que persigue reducir las emisiones dañinas de los sectores energéticos, de tratamiento de residuos y de transporte, además de buscar la movilización de la acción ciudadana.
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