Seguramente haya pocas cosas peores que hacer en Rusia que contrariar a Putin, y Telegram se enfrentó al Gobierno de su país el pasado año 2017. La conocida aplicación de mensajería siempre promulga el respeto por la seguridad de sus usuarios, por la protección de sus datos, y la petición expresa del Gobierno ruso de que cediesen esos datos para investigaciones criminales encontró un "no" por parte de la empresa.
Corría el mes de junio de 2017 cuando supimos de la negativa de la compañía, y la noticia llegaba con un añadido: el Gobierno ruso amenazó entonces con bloquear la aplicación y que no pudiese utilizarse en su territorio. No ha pasado ni un año desde aquello y ya se ha producido la primera medida real. El caso del bloqueo de Telegram ya está en los tribunales de su país.
Telegram ya se enfrentó al FSB y fue multada
La amenaza de su bloqueo amenazaba, valga la redundancia, el crecimiento de la app, y finalmente se ha cumplido lo dicho por el Gobierno del país. Según informan fuentes del servicio de supervisión de telecomunicaciones ruso, se ha presentado formalmente la demanda contra Telegram por negarse a ceder estos datos, y ahora el caso está en los tribunales.
No es la primera vez que Telegram se las va a tener que ver con la justicia de su país. La negativa a colaborar con el FSB les granjeó una multa de casi 18.000 euros el pasado mes de octubre, y ahora Durov y sus asociados pueden enfrentarse a algo peor que una simple multa. El servicio podría acabar baneado en su propio país, el que conserva el núcleo duro de sus usuarios.
Como ha indicado el propio Durov en Twitter, "las amenazas de bloqueo contra Telegram a menos que renunciemos a la privacidad de los datos no dará su fruto. Telegram defenderá la libertad y la privacidad". Habrá que seguir de cerca el caso para ver qué ocurre con este enfrentamiento entre Telegram y el gobierno de su propio país. En un antecedente paralelo con distintos jugadores y distinto resultado, WeChat admitió que compartía sus datos con el Gobierno chino. Ojalá Telegram no acabe cediendo a las presiones.
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