martes, 10 de abril de 2018

OBESIDAD INFANTIL EN AMSTERDAM


Conocemos varios casos de madres realmente preocupadas por el peso de sus hijos. Salen del médico con el "diagnóstico": su hijo sufre sobrepeso u obesidad y se van a casa con el corazón encogido, pensando que lo han hecho fatal y sin herramientas para ponerle solución a este problema, que es muy grave y tiene que ser atajado desde diferentes frentes: no solo como familia, sino también como sociedad.

Precisamente con este enfoque en Amsterdam han puesto en marcha una serie de medidas para hacer descender el número de niños con sobrepeso y obesidad que sí están funcionando.

La clave es trabajar en equipo

Hacer descender en un 12% la tasa de niños obesos y con sobrepeso en la ciudad en los últimos cinco años ha sido posible gracias a la implicación de padres, colegios, profesores, médicos, administraciones y, por supuesto, los niños.

El sistema funciona así: los pequeños, normalmente derivados desde los colegios a su centro de salud, son valorados por la enfermera encargada del programa, que ofrece a las familias un paquete de ayuda que incluye asesoramiento dietético, además de clases de gimnasia y la visita semanal de un voluntario a su casa para seguir la evolución del niño.

En vez de culpabilizar a los padres, se les invita a reflexionar cómo es la vida de sus hijos y qué hacer para cambiar los hábitos no saludables. Así cuenta su experiencia Janice, una de las mamás que participa en el programa:

"El problema de mi hijo es que se pasaba la tarde comiendo bocadillos poco saludables y jugando videojuegos después de la escuela, antes de que yo volviera a casa del trabajo. Estoy muy contenta porque veo que realmente está funcionando".

Trabajo voluntario

Uno de los pilares fundamentales de este novedoso programa, que es totalmente gratuito, es la visita a las casas de las familias participantes por parte de voluntarios que las asesoran de forma individual. Voluntarios como Kristel, que además de dar consejos nutricionales, puede llevar a los niños al supermercado a hacer una compra saludable o proponerles diversiones activas para después del colegio:

"A estas alturas, todo el mundo sabe que comer mucho azúcar o comida basura está mal. Es más importante llegar a las familias y hablarles en un lenguaje que tanto los padres como los niños entiendan"

Las visitas domiciliarias son especialmente importantes porque el problema de la obesidad infantil en Ámsterdam se concentra en las zonas más pobres de la ciudad, entre las comunidades de inmigrantes del norte de África, Turquía y Surinam. Por eso la cercanía y el trato directo con las familias es fundamental.


Una ciudad comprometida

Estas nuevas medidas vienen a sumarse al compromiso de la ciudad con la lucha contra la obesidad. En Amsterdam llevan ya varios años llevando a cabo medidas para acabar con esta lacra. Algunas de ellas son:

  • Los niños sólo pueden llevar a la escuela agua o leche.
  • La bollería industrial no está permitida en los colegios, solo los dulces caseros y, sobre todo, fruta.
  • Se anima a conseguir que los niños duerman las horas necesarias.
  • Las empresas de comida rápida o refrescos no pueden patrocinar eventos deportivos.
  • En algunos McDonalds de la ciudad solo está permitido vender manzanas a los niños que no vayan acompañados por sus padres.
  • Todos los niños tienen, gracias a una subvención de la UE, una pieza de fruta o verdura tres veces por semana.


Publicado bajo licencia Creative Commons.

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