La Organización Mundial de la Salud acaba de anunciar el fin de la emergencia sanitaria global por el virus Zika nueve meses después de que se declarara. Se confirma así el temor de muchos científicos y expertos que pone en cuestión el futuro de los esfuerzos por acabar con la epidemia.
Quizá por eso, David Heymann, presidente del Comité de Emergencias de la Organización, ha hecho mucho hincapié en que el virus sigue siendo un serio problema para la salud y que puede tener consecuencias devastadoras como la hidrocefalia o el síndrome de Guillain-Barré.
Y Peter Salama, director ejecutivo del programa de emergencias sanitarias quiso dejar claro que "no estamos rebajando la importancia del Zika". El virus está aquí para quedarse, y la respuesta de la OMS está aquí para quedarse".
Muchas dudas sobre el futuro
"Toqué una puerta. Estaba cerrada. Toqué otra. También estaba cerrada. Es tan difícil. Me sentí desesperada, perdida. Eso duele". Justo esta semana, nos enterábamos de la historia de Fabiane Lopes, una brasileña con una hija de once meses, Valentina, nació con una microcefalia relacionada con el virus. Historias como estas ponen en cuestión las promesas de apoyo médico y financiero que, bajo el paraguas de la "emergencia sanitaria global", habían hecho los gobiernos de zonas en peligro.
Pese a que, según la OMS, el Zika sigue siendo una amenaza “de proporciones alarmantes” e insisten en que es una "prioridad" para la Organización, debemos recordar que en estos nueve meses hemos detectado más de 2000 casos de microcefalia vinculada al Zika y aún no tenemos ni vacuna ni tratamiento. ¿Qué pasará con el virus del Zika? Parece que esa será una de las grandes incógnitas de 2017.
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